Puntualizando que el delito, no es tumoral,
epidémico o una pandemia, es por así decirlo, un verdadero trauma social, ya
sea de carácter interpersonal o de la comunidad, es un germen que radica única
y exclusivamente en el seno social; y por ende, debe ser enfrentado y resuelto
por ella misma.
Si pretendemos, que responsabilizando al estado,
país, fiscales, jueces, policías,
políticos, demás involucrados en la seguridad nacional y preventiva estatal, aumentando
las penas o reformando el sistema penitenciario dominicano. En lo absoluto esta
última no es mala, pero mayormente eludimos nuestra responsabilidad como ente
multiplicador socialmente en acciones positivas, porque se nos hace más fácil
culpar a otros. Hay que trabajar de forma integrada la prevención primaria,
secundaria y terciaria, donde la primera debe ser la de mayor foco de atención.
Todos tenemos nuestra cuota social, es bueno también
apuntalar que el problema no radica en imponer penas severa para cada delito,
sino mejores condiciones para cada persona, se comenten hechos, pero se juzgan personas, es bueno recordar que la
enfermedad no está en la sábana, es mejor fortalecer nuestro sistema inmune,
llámese sociedad, para ir enfrentando posibles brotes virales (delitos), con
mejores oportunidades y menos exclusión social.
En ese tenor, no estaríamos hablando única y
exclusivamente de estadísticas cuantitativas, sino también cualitativas, pues la primera es enfocada solo
en números, en tanto que esta última en la persona, porque las penas, solo tienen
carácter sancionador, pero no es el trasfondo o el meollo del asunto, por eso, la
criminología como ciencia empírica e interdisciplinaria, hasta nuestros días
sigue virgen, por la falta de praxis, vemos anteriormente, que los seguidores de la criminología tradicionalista estudiaban más al infractor que el delito, por
eso en otrora dio poco resultado.
Por lo que actualmente estos hechos delictivos
suscitados constantemente en las sociedades,
como en la nuestra, se hace imperioso que se pueda recobrar la importancia de
esta ciencia en la prevención delictiva.
Es tanto así, que ya se habla de criminología
clínica, un tema de relevancia internacional, muy bien tratado por este gran
especialista en la materia de origen mexicano, Luis Rodríguez Manzanera, quien científicamente
explica esa temática y traza las pautas de cómo pueden ser prevenidos los
diferentes hechos delictivos que podrían suceder, porque si pretendemos que
aislando a los infractores o exterminándolos de la sociedad, conseguiremos
disminuir o resolver el problema de la criminalidad, estaríamos como un
barco sin rumbo fijo.
Hay que accionar trabajando los problemas delictivos
desde un plano infractor, infractora, victimario, victimaria, delito, victima, agraviado o agraviada, o como
se les quiera llamar, lo importante es obtener un mejor control social y por
consiguiente; una mejor prevención delictiva desde una perspectiva
criminológica.
Más que hablar de política criminal, es tratar el tema de política criminológica,
la primera es meramente tradicionalista y ésta última es científicamente observable, demostrable
y comprobable, con el auxilio de las demás ciencias sociales y disciplinas
técnicas, tales como, Derecho Penal, Criminalística, Antropología, Psicología
Clínica, Sociología, Psiquiatría, Neurología, entre otras, esto puede ser posible que todos y todas
aunemos esfuerzos para su éxito, recordando que no podríamos cambiar el mundo,
pero si podemos ser parte, solo es voltear la cara de la moneda y concluyo el
presente artículo diciendo: No es una pena para cada delito, sino mejores
condiciones, para cada persona.
Por Domingo Martínez
Coordinador
General
APSERJUP